La Capilla Sixtina es uno de los más famosos tesoros artísticos de la Ciudad del Vaticano, construida entre el 1471 y el 1484, en la época del papa Sixto IV, de donde procede el nombre por el que es conocida, aunque inicialmente se llamó Capilla Palatina. Su arquitecto fue Giovanni d'Dolci siguiendo los modelos de las antiguas plantas basilicales romanas las cuales por su parte se inspiraban estructural y arquitectónicamente en antiguos edificios griegos como el Concejo del Ágora ateniense.
Es conocida en todo el mundo tanto por ser la sala en la que se celebra el cónclave y otras ceremonias oficiales como las coronaciones papales, como por haber sido decorada por Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel). Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro, después de la Scala Regia ('Escalera Real'), y originalmente servía como capilla al interior de la fortaleza vaticana.
La capilla es de forma rectangular y mide 40,93 m de longitud por 13,41 de anchura (las dimensiones del Templo de Salomón según el Antiguo Testamento). Su altura es de 20,7 m.
Su decoración pictórica al fresco se inició recién terminada y en ella participaron Sandro Botticelli, Luca Signorelli, Perugino, Pinturicchio y Ghirlandaio entre otros.
La pared sobre el altar mayor, con una superficie de 13,7 m por 12,2, la ocupa el Juicio Final.
En el centro de la bóveda se representan nueve escenas rectangulares sobre la Creación y la Caída del hombre, flanqueadas por profetas y sibilas, así como los antepasados de Jesús y arquitecturas y esculturas fingidas (trampantojos).
Debe su nombre al Papa Sixto IV della Rovere (pontífice desde 1471 hasta 1484) quien hizo reestructurar la antigua Capilla Magna entre el año 1477 y el 1480.
A lo largo de la Capilla Sixtina se encuentra una sucesión de frescos. Estas pinturas en las dos paredes laterales, son paralelas. Casi cada fresco está relacionado con el que está enfrente, es por eso que a continuación se reflejaran los frescos enfrentadas y no contiguos. Debían representar la vida de Moisés (Antiguo Testamento) de una parte, y la vida de Cristo (Nuevo Testamento), de la otra, según el uso de todas las antiguas iglesias.
Debajo de dichos murales cuelgan en ocasiones especiales diez tapices diseñados por Rafael, llamados Los hechos de los Apóstoles. Encargados por León X hacia 1515, fueron tejidos en el taller de Pieter Coecke en Bruselas. Los cartones a tamaño real, pintados como modelo para los tejedores, causaron gran influencia en los Países Bajos. Siete de ellos subsisten, en el Victoria and Albert Museum de Londres. Los arazzi o tapices originales se sustrajeron de la Capilla Sixtina en el Saqueo de Roma de 1527, y no se devolvieron al Vaticano hasta el siglo XIX.
antes de la restauración de la Capilla Sixtina de 1980]] Шаблон:AP La bóveda de la Capilla Sixtina estuvo decorada con un cielo raso de estrellas doradas sobre un fondo azul (simbología que se aplicaba al manto de la Virgen y que ya se encuentra en las decoraciones de cielorasos precristianos egipcios), obra de Pier Matteo d´Amelia, desde su construcción en 1484 hasta la intervención de Miguel Ángel entre 1508 y 1512.
El techo de la Capilla Sixtina se divide en varias secciones: La bóveda que es donde están pintadas las escenas del Génesis, los lunetos y las enjutas laterales que es donde están los antepasados de Cristo, los triangulos donde se encuentran los profetas y las enjutas de las esquinas o pechinas donde están las cuatro historias clave de la Salvación del pueblo de Dios.
Ahí se encuentra La creación de Adán, probablemente la escena más bella o en todo caso la más conocida.
El Juicio Universal, también conocido como Juicio Final, es tal vez una de las obras más perfectas de la larga y activa carrera de Miguel Ángel. Llena del espíritu de Dios que crea y destruye, una obra única que domina con la espléndida audacia de su creador.
Arriba, mirando hacia la izquierda está Cristo, juez implacable, con la mano derecha alzada, en actitud de condenar. La Virgen, que está a su lado, aparece resignada a la hora de la justicia. Los demás personajes de la corte son los profetas, los apóstoles, los mártires. A la derecha del Mesías están los elegidos, a la izquierda los réprobos. En el cielo, entre los lunetos, están alineados los ángeles con los instrumentos de la Pasión.
Abajo, a la izquierda, la escena de la resurrección de los muertos: un grupo de Ángeles, en el centro, que llevan el libro del juicio, tocan las trompetas, mientras de los sepulcros destapados salen los muertos para volver a encontrarse en el valle de Josafat. Y mientras los buenos suben al cielo en medio de la rabia de los demonios, los malos son arrojados a los abismos, donde los esperan Caronte con la barca y Minos, el juez infernal.
El Juicio Universal fue comenzado en el año 1535 y finalizado en 1541.
A pesar de la belleza de la composición, el hecho de que las figuras apareciesen desnudas según el gusto del artista escandalizó a la Iglesia que mandó una década después a un pintor conocido popularmente como 'Il Braghettone (Daniele da Volterra) que añadiese unos taparrabos a todos los participantes.
La Capilla Sixtina fue restaurada entre los años 1980 y 1994 con la ayuda de Japón, que sufragó los gastos de la obra, valorados en 50 millones de dólares. Algunos repintes de Volterra fueron eliminados, pero otros se dejaron, tanto por dejar testimonio de dicha alteración como porque partes originales de Miguel Ángel se habían raspado y no era posible recuperarlas.
La restauración con muy sensible instrumental moderno quitó la pátina de grasa, humedad y humo que opacaba al conjunto pictórico quedando entonces —para sorpresa de los espectadores— a la vista la paleta original de Miguel Ángel: de intensos colores, contrastados claroscuros, así como meditadas tensiones dramáticas (casi teatrales en la mejor acepción del término teatral) que resultan ser un antecedente del más excelente manierismo y por esto ya una ruptura con la pintura típicamente renacentista.
Cabe añadir que, contraviniendo las opiniones de el Bramante, arquitecto ingeniero oficial que entonces poseía el Vaticano, Miguel Ángel Buonarroti se negó a pintar los frescos sostenido por un andamiaje que debía colgar de clavijas empotradas en el techo (este sistema dañaría la composición pictórica), para solucionar un problema que parecía insoluble Miguel Ángel efectuó un prodigiosos e innovador sistema de andamios prácticamente autoportantes que se soportaban mediante ajustes laterales en las paredes.